martes, 17 de marzo de 2009

Buenos días mañana


Hace unos cuantos días que ando muda, con los dedos atados sin poder escribir un solo renglón. A veces me saturo del trabajo, de la vida diaria, de mi. Huyo a las esquinas dobladas a ver si me encuentro un alma solitaria, para esconderme otro poco. No ocurre. Esta mañana, como tantas otras, tomo café sola en mi cama. Hubiera deseado una compañía; alguien que me esperara de regreso a las sábanas tibias. Nadie. Silencio. Me pregunto si será eterna esta sensación. Abro mi máquina, trabajo de rutina; correos, prisas por entregas, archivos que no pasan, otros llegan; pienso. No tengo mucho tiempo por estas fechas, mi maquinaria de vivir está súper activada; sin pausa.

Quisiera sentir sus manos acariciándome, que en silencio me regalara besos. Deseo que alguien ahora rellenara mi taza con café caliente, humeante; que huela toda la casa a él, a mi, a esta mañana. Nada. Me levanto para hacerlo yo misma. Me agoto de mis caprichos.

¿Cuándo dejaré de tenerlos?. ¿Con leche? pregunto en voz bajita, tal vez yo misma logre contestarme. Sin leche, se ha terminado. La realidad respondió por mi.

Regreso a mi teclado; trabajaré un rato; buen inicio para estos días apocalípticos.