miércoles, 14 de septiembre de 2011

Caen las hojas y los viejos aires.

Sí, creo. Aunque a veces pierda la fe, la fuerza, el ánimo, y no sepa donde he dejado mis zapatillas rojas o tal vez olvidé que las vendí en la última verbena, y que bailé con el diablo hasta vomitar mi resaca. No importa, aún así yo creo. Quizás pierda sonrisas, dibuje miradas ausentes y no recuerde cuál era el nombre de aquel hada que juré amar eternamente. No importa, no siento culpa; ella vendrá a mi mesa cuando sepa, no necesita ser invitada. Sí creo, aún cuando mi boca se seca de gritar en silencio y me canso de estar cansada, y todo se vuelve rutina. No importa, encontraré la puerta. Aún así yo creo, sobre todo porque se me da la gana creer. Porque no es lo más fácil, porque soy chula o porque tengo ganas verme brillante...¿qué más da? Deseo sentir la vida y mi energía bailando canciones nuevas, tomar un helado de queso.

No vale la pena olvidarme de mi. Deseo aprender a quererme, a desearme y respetar mis heridas, mis aciertos. Compartirme.

No importa morir, lo único que vale es haber vivido.