martes, 12 de marzo de 2013

Veredas


Cuando las letras te asfixian y ni ecribir consuela tu llanto entonces es hora de detenerte, de mirar con otros ojos y dejar que las cosas sucedan.
¡Abrir las manos y soltar!
Si el miedo es tu amigo, entonces ¡asústate en serio!, si no...
déjalo pasar.
Nada, nada se acaba, hasta que se termina.