lunes, 26 de noviembre de 2012

De los paraísos, y otras fantasías

¡Cuantas cartas de amor te he escrito en el aire!, mientras las hojas se escurren entre los instantes que no volverán. Vos seguís tan distante, tan frío, que no hallo la forma de acercarme... y sin embargo con sólo un gesto tuyo la fortaleza se derrumbaría; y el castillo se vuelve a armar. Sí, pero eso sucede sólo en el aire, donde lo intangible es posible, la libertad es auténtica y el tiempo no juega a las matatenas. Vos lo sabés y por ello te rehusás.

Esta vez, ni la valentía podría salvarnos. La sangre lo ha impregnado todo; no queda espacio para amar... y sin embargo sigo recordando lo que me prometiste. ¿Ignorabas quién eras? ¿Creíste, realmente, que podías darme aquello que no tenías? ¡Que inocentes y tristes somos, cuando el amor nos ata a la cama y nos hace amanecer de placer! ¡Cuan grande nos creemos! Ingenuidad y arrogancia exhibida para amar. ¡Dios mío, cuanta fealdad percibo!
A pesar de todo, no hay rencores que recordar; si me hubiera ofendido, quizás entendería mejor. Mas el amor no se marchita porque tú lo mandes.
Las mentiras nos han ahogado. Ahora que estamos muertos, me pregunto ¿existirá una verdad que nos haga resucitar?
Lejos, en otros mares, busco un alma donde descansar.

Mía


Si lo quieres, hazlo.
Si lo sueñas, dilo,
si lo deseas, gímelo.
No te detengas...
hoy quito las amarras de mi espíritu; seré libre.
Lanzaré mi barca,
andaré los caminos y surcaré los mares;
no volveré a temerme,
ni tú, ni nadie podrá dañarme. Lo comprendo. ¡Por fin lo hago!
Soy yo la crea los mundos, ¡soy soy!, y tanto que deseaba que lo vieras, que me reconozcas.. ¿y para qué?
¡Hoy vuelvo a abrir mis ojos!
No te detengas, jamás...
Tú que me lees, lo sabes. Debes hacerlo.
Ser tu mismo. No hay más opción... lo otro,
lo otro no existe.
Es una falacia.