martes, 1 de diciembre de 2009

Mes de rebajas...


Entra el mes de las rebajas. Se vende y se compra todo: chocolates, alfombras, copas; ordenadores, porta-retratos, Ipods; ¡hasta libros!. Espejos; sandalias, lencería, pavo relleno; sidra, coches, viajes en crucero, en avión en tren, en bote, en como mierda sea. Tarjetas navideñas; plantas, manteles, lips tick, muñecas, peluches, pasta de dientes. Innumerable cantidad de artículos que adquiere la gente con más desesperación que en otras ocasiones. Seres esclavos del consumo que pretenden alcanzar la puta felicidad aunque sea en diciembre.

Hacen balances del año, sus éxitos y fracasos, siempre desde el ego, sin medirse, con esas ansias de salir librados o de caer en depresión, da lo mismo. Pero de forma espectacular, como un teatro. Con abismos de emociones, saltándose la realidad decadente, las veces que fueron rutinarios, aburridos, faltos de deseos, de ganas hasta para hacerse una paja. Sin tener en cuenta que los sueños, las emociones e ilusiones son palabras que hace más de once meses que ni piensan. Acostumbrados a medirse según el dinero que hayan ganado, lo que hayan comprado, o vendido o tendido. Las personas con las que se han acostado, o conocido o leído; pendejadas. Siempre hacia fuera, jamás adentro. No vaya a ser que ¡zaz! Entre un poco la bruma de la tristeza y caigamos en depresión, en manos de las culpas, que como vampiros chupan la sangre y cuando ya nada más pueden obtener de su víctima ¡pues adelante con el que viene! Frenesí de sangra nueva y a meterle caña. Veneno y culpa rebotando por las paredes...

Y sí seguimos en las rebajas. Porque las emociones también están en venta, los amigos que ni te conocen te invitan a compartir noches alegres, las sonrisas explotan; nadie se queda solo, no , no, no; eso no. No es normal y menos en este mes. No aplica según el calendario. Podés hacer lo que sea, pero no desear desear estar solo sin parecer alguien raro. Podes perder tiempo Internet, pendejear toda tu vida, no saber quien eres, podés chupar mil pollas, o ninguna, tragar caviar o frijoles; ser dios o bruja, pero desear estar contigo, necesitarlo eso si que no.. Y menos -como he dicho- ¡en el mes de las rebajas!Que patéticos podemos llegar a ser, triste es ver como la maldita vida cotidiana se nos filtra... eso es lo que voy a medir: ¿cuántas ganó ella, cuántas yo?Vomito miedo. Las multi-luces de colores recién se van encendiendo...

y aún no huele a navidad...