martes, 20 de abril de 2010

Un martes...


Cuando las palabras brotan, las acciones se realizan, los sueños se tocan, y la mirada del otro es parte de la mía. Cuando dejo de estar en guerra con el mundo y me entrego delicada a la aventura de vivir sin estrangular a cada instante la última gota de vida; sin pretender retener lo que no me pertenece. Cuando vuelvo a sonreír a pesar de que el sol esté tímido aún siendo primavera, o me tomo un vino sin imaginar la hora siguiente. O cuando me pierdo en su piel y sus manos acarician mi intimidad más escondida, y me toca por dentro... y la noche se vuelve eterna; o cuando huele a café toda la casa y sólo eso ya me despierta. Cuando sucede la magia de dejarme ser, es ahí, precisamente ahí, donde me siento más contenta y logro ser una misma.