miércoles, 12 de agosto de 2009

Completa


Después entendí. No estoy partida a la mitad; estoy completa.
Necesité sus besos en mi espalda; sus manos en mis pechos, sus piernas entrelazadas, su lengua en mi sexo, su verga en mi garganta; sus palabras en mi alma, sus ojos en los míos, sus pies descalzos.
Busqué en sus sueños, olí sus miedos; me hundí en su pecho, me clavé sus dagas; tragué su néctar dorado, hirviente; me bañó en la cara.. Bebí de su vida. Mordí sus dedos, teñí sus sábanas de mi sangre, perdí la cabeza y la recuperé en la esquina; lloré y vomité odio. Corrí asustada y salpiqué sus paredes de anestesia. Me asustó asustarlo y grité fuerte; -después- .. lamí sus pies suplicante. Entregué mis nalgas, y no guardé barreras, aullé, tapó mi boca y lo hice más fuerte; me quedé sin aire; y respiré.
Y sólo así, sólo así, pude voltearme y saber que lo vería. Mover mi mano sólo para sentir la suya, sin buscarla; simplemente lo sabía. Y sólo así me volví libre. Y sólo así entendí, por fin, que soy completa.

9 comentarios:

  1. Hundida, como un picaporte, estás ahíta; no hay deseos en tu nombre. Si puedes, llama después del timbre... un sonido de alpiste se mete en el rellano de tu nambre, entonces como cupido no siente la entraña que lo nombra, huyes como si fueras la nube entre mis manos.

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  2. Mejorando a pasos agigantados. Serà Europa?

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  3. Me tensas
    Como una nota
    En fa menor
    De Ravel.
    No asistes
    Al introito
    De siempre
    Con el corsé

    Almidonado.
    Te quedas estática
    Como si fueras un cactus
    Dormido
    Entre la arena.
    No adviertes,
    No gritas,
    No soportas;

    Si acaso
    El sumo deseo
    Que te enviste
    Como un minotauro
    Al calce del océano.
    Más allá de donde
    De donde tus piernas:
    Un cúmulo de sueños entre ojeras.

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  4. Moneymaker, sin duda cambiar de hábitat te ayuda a abrir nuevamente tu sensibilidad al mundo, gracias por decirlo.. Y sí... está sucediendo algo así conmigo; explorando y con los ojos y los poros bien abiertos. A veces con la pluma cerca y otras escapando.. la vida que llevamos.. sea donde sea que estemos

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  5. dante255 tus palabras me dejan flipando...¿dónde puedo leerte?

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  6. dante255.blogspot.com

    Te veré entre pompas de jabón
    Por entre un túnel de espejos
    Latentes como brillo.
    En la manzana de junto
    Hay una ventana de colores,
    Allí se excretan las ansias
    De todos los días
    A las siete en plenilunio.

    Volveré a escucharte
    Como si fueras diapasón
    Definido en una corte
    De verano dulce como
    Tus pompas de jabón.
    Alzaré la cumbre de tu encanto
    Como una minifalda
    Guardando tus pompas de jabón.
    Ya cuando vuelvas
    Desde un estero
    Miraré tu cuerpo hundido
    Entre polares asesinos
    Que buscan un resquicio
    Entre tus piernas
    Como un jubón…
    Así dormido entre tus piernas…

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  7. enamorada... vaya sensación que hoy aborrezco y al mismo tiempo anhelo tanto...

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  8. Estaba con los ojos cerrados como pensando en la cola que le rozaba las piernas desnudas. Él apenas respiraba. Mientras los dedos de su diestra se perdían rítmicamente por entre el pelaje del lomo su cara se estremecía al roce de la cola. Entré sin que me notaran. La alfombra se acomodó a mis pies y no hubo gemido que delatara mi presencia. Yo regresaba de la caminata nocturna. En el baño mientras me frotaba la piel, pensaba en ella. No pude dejar de imaginar el roce de la cola con su pierna. Él me miró secándome y yo también lo miré. Pinche gato, me dije, tras lo cual ronroneó para saltar hacia una esquina del cuarto. Ella seguía con los ojos cerrados. Fui a la cama y la abracé; deslicé mi mano hasta el pubis y la yema de mi dedo se quedó en la cúspide. El gato estaba sentado y me miraba con la cola quieta.
    Pinche gato, volví a decirme; por un instante me confundió su mirada... mi mano rozaba la parte superior de la cúspide, y mientras la acometía, me propuse dilucidar la raya en el ojo del animal, pero en mi oído sonó un: sigue, sigue... La diestra subió hasta el pezón; estaba erecto, duro como una espiral. Un espasmo eléctrico me recorrió la espalda y en mi oído sonaba: sigue... sigue....
    Me perdí en el aroma rosa de su axila, me confundí entre sus piernas. Mire de reojo: la luna se reflejaba en el blanco garza de sus dientes. Un brillo extraño en los del gato, ya no vi raya en sus ojos. Disparé una mirada y él sólo movió la cola. Sentí perderse la yema de mi dedo por entre el ansia.
    Una resequedad me recorrió la lengua... y la mojé ¡Qué suave jugo agridulce! ¡Qué olor a malvas desde sus piernas abiertas como un libro! Se desprendió un rumor por entre el quicio de sus muslos y pude escuchar el mar diciendo: sigue... sigue...
    Sus manos rozaron mi piel, mi pelo, mi cara, mi nariz, mi boca...
    La busqué, le recorrí. Sentí sus huesos y ella huía de mis brazos. El gato en la esquina rozó con su cola el vértice. Ronroneaba. Atenacé mi lengua con su lengua de sábila y duraznos. La habitación se inundó con su olor a malvas. La envolví en saliva, en dedos y en resuellos. Ella me dio calandrias y amapola y el remolino de sus piernas. Mil agujas, sonidos y espasmos de luz.
    Su cuerpo se esparció por todo el cuarto. El gato se acercó para tocarla con su cola y ella se revolvía como un acento en la «í». Entonces voltee, la vi desnuda: Sus piernas eran dos tumbos de ola, sus labios una copa de sol a las seis de la tarde... y dos túmulos de azúcar. Y la entré en silencio. Toda su entraña se estremeció. Su boca buscó mi boca, su pubis mi pubis, su esperma mi esperma. Maldito gato...
    Me levanté bruscamente de la cama pero en mi oído sonó de nuevo sigue... sigue...
    Y regresé a su cuerpo. Se me escondió en los brazos como una paloma herida; la abracé y desde la esquina se oyó un murmullo: sigue... sigue.

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