miércoles, 18 de noviembre de 2009

... han dicho ¿tranquila?

Las pulsiones más fuertes, me llevan a intentar –una y otra vez- capturar el instante; no dejarlo ir. ¡Atraparlo!, sin embargo la única que está atrapada soy yo. Encarcelada entre las paredes de mis horas diluidas y mis miedos acechantes. Perdida entre el deseo que me consume y la falta de voluntad para llevarlo a cabo. ¡Las pasiones son tan adictivas!. Síndrome de abstinencia en el cual sobrevivo y aún así no anhelo hacerlo. No quiero tenerlas ni dejar de padecerlas. Como inerte entre las sombras me siento tranquila al costado de la nevera, y miro por la ventana. He dicho tranquila, ¿pero a quién se le ocurre que vivo tranquila o que deseo hacerlo? ¿Quién me lo ha machacado? ... no sé, no quiero indagar frente al refri vacío y mi cama inquieta.

Tranquila, no se puede estar tranquila cuando el coño te arde, y tampoco puedo estarlo cuando me deja de picar

Vuelvo a mi; y no veo otra cosa que sombras...

¿Gestación?

3 comentarios:

  1. "Encarcelada entre las paredes de mis horas diluidas y mis miedos acechantes"...Me gustó el texto pero me encantó esta línea.

    ¿Cómo estar tranquil@s cuando la pasión es el alma del sexo y el orgasmo su resurrección?

    Saludos! Me gustan tus blogs y tu columna en la GQ

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  2. Ante la duda no creo que puedas estar tranquila.
    Muy buen texto, tienes una excelente manera de relatar.

    Saludos...

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  3. Gracias por compartir sus comentarios que forman un puente abstracto que se teje y se construye entre todos.
    ¡Besos!

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