Juega la luz. Entra y sale el sol enredando a las nubes. Se tapa, se descubre; como tus ojos.
Tengo ansias de vos. De tus besos, de tu lengua; tu sexo. Tengo ganas de fundirnos.
Escribo y me contesta tu silencio.
Aun así, no me dueles.
Te llevo como los lunares de mis labios. Sé que me deseas en tus noches infinitas y que pretendes envolverte entre mis sábanas.
Escapas de mi, te escondes de ti; te presiento. En tus amargas horas de misterio, son tus ojos los que te traicionan, y es tu fuego el que me habla.
Te escucho. Suave, como tus manos, llegan tus palabras a mis oídos.
Permaneces; y no me entristece tu ausencia.
Vuelvo a quedarme con mi deseo de vos; tan voluptuoso, como el olor de tu piel junto a la mía.
Ya traje migas de pan para tu amor de paloma,
ResponderEliminarpuse mi cielo todo al rasgar antojado de tu pico,
crucé el andén de brasas y ojos,
resolví el misterio antiguo del desierto,
pensé el mar entero, el más ínfimo de sus átomos
en inframundos de eterno negro
con paciencia de estalactita
y tú sigues ahí
(mirando a un infinito espurio)
con ropa