miércoles, 14 de octubre de 2009

Instante travieso



Aburrida de la conversación, en cuanto él hizo una pausa, aproveché para huir e ir al baño. En La Latina, ves muchas situaciones pero la noche de hoy hasta los baños servían de pasarela. Un enorme espejo remataban al final del pasillo. Mientras hacía fila, divisé un bomboncito. Su mirada me pareció sugestiva; le devolví el gesto.
La concurrencia de mujeres era abundante; faltaban cuatro para que fuera mi turno. Mi urgencia se hizo sentir. Un baño de hombres quedó libre. Esperé unos minutos; nadie lo usó. Miré hacia mis costados, una chica delante de mi. No parecía dispuesta a meterse “al de chicos”. Quise experimentar abrí la puerta y entré. Le puse seguro. Como era de esperarse, nada extraordinario surgió. Reflexioné sobre lo necio que resulta en ocasiones la separación de géneros. Recordé la cara de sorpresa de una chica al verme pasar y me reí; “finalmente terminamos frente a lo mismo”. Estaba en mis más íntimas abstracciones, cuando golpearon la puerta. Me sentí animosa; “Ocupado”, contesté divertida. Al salir, el chico de las miraditas esperaba su turno. –“Libre, caballero” le dije y le cedí el paso con algo de rubor en mis mejillas y una sonrisa sexy. –“Gracias”, respondió.
Enseguida fui a lavarme las manos. Estaban llenas de espuma jabonosa bajo el agua, cuando su presencia detrás de mi, hizo que levantara mi cabeza para confirmar que “mi amigo WC” me miraba por el espejo sin tapujos. Sus ojos recorrían mi cuerpo como si estuviera devorándome; me puso cachonda su actitud. La llave se apagó antes de que terminara. Él se acercó por mi costado, rozó mi cuello con su barbilla y pulsó el botón nuevamente. El líquido volvió a correr. Me enjuagué. Con un leve movimiento, que fantaseé él distinguiría, empiné mis caderas invitándolo a acercarse. Lo hizo; sentí su sexo erguido. ¡Mmm, que rico! murmuré. La chica de camisa roja, sintió envidia, lo sé por la forma en que torció su boca. Aproveché que todos nos miraban, para rozar su falo con mis nalguitas y comprobar que estaba “a punto de caramelo”. Jugar con un desconocido y provocar a los otros, es una petit delicatessen, imposible de perdérmela. Me excité mucho. Aproximé mis caderas contra él; lo miré fijo a sus ojos a través del espejo; me puse lipstick en mis labios; y humedecí mis bragas.
Finalmente me fui. Caminaba por el pasillo rumbo a la salida, cuando él empujando la puerta del baño –el mismo en el que yo había estado- dijo: “Libre, señorita”. Me pareció voluptuoso encerrarnos. Todos nos vieron hacerlo; me puse más hot. Entramos; lo recosté contra la pared y lo besé; ¡un manjar de boca!. Le acaricié el cuello, bajé con mis manos por su pecho y con mis piernas froté las suyas. Sentí su sexo empalmado; mi respiración comenzó a ser profunda y agitada. Su cuerpo se contorneó. Nos entrelazamos. Su falo en mis manos me pareció divino; deseé tenerlo dentro de mi; gemí de placer. “Tu turno” dijo y cambiamos la posición. Recogió mi cabello por encima de mi cabeza –eso me fascina- y lamió mi cuello hasta llegar a mis pezones y succionarlos. Deslizó sus dedos entre los pliegos de mi falda; acarició mi sexo por encima de mi tanguita y volví a humedecerme deleitada. Trencé fuerte mis piernas a las suyas y comencé a contornearme. Apreté su sexo contra el mío; cachonda. Estaba a punto de arrodillarme para hacerle una felattio de locura, cuando un: tock tock estalló como bomba. –“Ocupado” dijimos al unísono acompañado de una carcajada. Nos dimos un abrazo de complicidad instantánea. Nos acomodamos la ropa, el cabello; abrimos la puerta y salimos. La fila de espera para el baño de hombres se había hecho larga. La cara de sorpresa de los demás, fue impactante.
Nos despedimos con sólo una mirada. Él bajó las escaleras; yo regresé a refrescarme, mientras observé como mi amigo se perdía entre la gente.

5 comentarios:

  1. Qué ricura de relato, así sí te leo bien.

    ResponderEliminar
  2. dia de muertos y visitas a mercados populares estan cerca! cierro mis ojos. abro mis alas, me imagino tu belleza y tus celulas muertas y....

    me pregunto ?

    si ese yeso tuyo fuese como una calaverita de azucar.. como me encantaria morderla hasta llegar a tus huesos...

    y como diria la cubana cruz!

    azuuuuuuuuuucar!

    (comentario no apto para diabeticos)

    birdman (bipedo implume)

    ResponderEliminar
  3. Birdman, mi deseo se vuelve azúcar y se diluye en la revuelca de las sábanas.. espero pronto liberarme de esta yeso terrestre y volver a usar libre mis alas....
    ¡Dusfruta las tuyas!
    Salud!!

    ResponderEliminar
  4. Soy fan!

    Me encantaría vivir algo parecido, pero nunca lo he hecho en un baño público!

    <3 Me encanta cómo escribes! Debes darme talleres de literatura erótica para poder aprender bien!

    besitos guapa!

    ResponderEliminar
  5. Adrien! que gusto conocerte y saber de ti! gracias por tu interés, te paso los datos por correo, mandame un DM en Face con tu mail.
    Un beso enorme!

    Disfruta del fin de semana...

    Pat

    ResponderEliminar