
Entré al hospital, ya sin venda; deseando salir corriendo –literalmente hablando- lo antes posible. ¡Que fastidio! Sentada en una silla de ruedas, me llevaron de una sala a la otra, hasta que por fin me metieron en un consultorio. Vieron la radiografía de la semana pasada un par de veces y después de algunas deliberaciones, la bella y joven doctora, dijo: "Llevarás férula. Te haremos una escayola. Seis semanas ". En automático respondí: No.
Yo, que creí que ese mismo día estaría lista para regresar a mis calles de Madrid, a los bares y la gente que comenzaba a extrañar; yo, volví a equivocarme. Acostada en la camilla, no hubo ni "nos", ni corridas, ni hostias. Terminé con una férula de punta a punta de mi pierna izquierda y como remate, un par de muletas.
Hoy, veo pasar las cosas desde mi ventanita interior. Aquello tan simple y mecánico como el café matutino; ponerme unos jeans y salir con pelos parados a llevar a Estanis a la escuela, o tomar mate desde la rivera de mis sábanas, hoy se ha vuelto un poco más que complicado. Algunas tareas, -más de las imaginables- se son directamente impensables. Como por ejemplo el café y llegara al cama sin tirarlo, o mis deseos de fumar que me recuerdan que vivo en un precioso ático de Madrid y que si algo me había gustado del lugar era su "laberíntica" entrada y me quedé sin tabaco, entre los miles de etcéteras que se me ocurren.
En el caleidoscopio de la vida, todo se trasforma. Ha cambiado mi perspectiva. Lo que damos por obvio, sólo con que nos falte un día comprendemos su importancia.
Recostada y con la pata dura, le pongo mi mejor sonrisa y actitud a estas nuevas semanas de convivencia con la Realidad y me dispongo a encontrarme de lleno con las letras y mis afectos más cercanos.
Yo, que creí que ese mismo día estaría lista para regresar a mis calles de Madrid, a los bares y la gente que comenzaba a extrañar; yo, volví a equivocarme. Acostada en la camilla, no hubo ni "nos", ni corridas, ni hostias. Terminé con una férula de punta a punta de mi pierna izquierda y como remate, un par de muletas.
Hoy, veo pasar las cosas desde mi ventanita interior. Aquello tan simple y mecánico como el café matutino; ponerme unos jeans y salir con pelos parados a llevar a Estanis a la escuela, o tomar mate desde la rivera de mis sábanas, hoy se ha vuelto un poco más que complicado. Algunas tareas, -más de las imaginables- se son directamente impensables. Como por ejemplo el café y llegara al cama sin tirarlo, o mis deseos de fumar que me recuerdan que vivo en un precioso ático de Madrid y que si algo me había gustado del lugar era su "laberíntica" entrada y me quedé sin tabaco, entre los miles de etcéteras que se me ocurren.
En el caleidoscopio de la vida, todo se trasforma. Ha cambiado mi perspectiva. Lo que damos por obvio, sólo con que nos falte un día comprendemos su importancia.
Recostada y con la pata dura, le pongo mi mejor sonrisa y actitud a estas nuevas semanas de convivencia con la Realidad y me dispongo a encontrarme de lleno con las letras y mis afectos más cercanos.
Tapada, como un molusco en pleno sol, así te veo, tapada, igual que el verano en escucha permanente, tapada con el mísero espejo entre tus manos.
ResponderEliminarTENDRE QUE INVENTAR ALGO PARA IR A GRABAR MI NOMBRE EN ESA FERULA¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarKanito, no olvides tu marcador y un buen vino ;)
ResponderEliminarEl perrito
ResponderEliminarSolo el instante
Que pulsa al silencio
En un suspiro.
Solo aparte de ti
Que nada pides
Sino esta ensoñación de jadeo
Pertinente que jala
Que amenaza meterse a los sentidos.
No eres sino el néctar
De besos sexuados a la espera…
Te enseñaré un juego:
“Mete tu dedo y contrae los músculos de acero.”
Me darás lo mismo que sientes en tu venida,
Me darás de tu cuerpo el alojo
Que quieres al instante
Y te penetrarás tú misma
En un sincero arrebato
De tu nombre.
Contráelo, relájalo
Chupa con tu vagina lo que queda de mí en ti
Sentirás al numen de la entraña
Como un cuello de cisne volteado hacia atrás.
Lo sabes todo, menos esto
Porque no me has hablado de ello;
Nunca pensaste que prensa como el fuelle
Que trastorna por la falta de aire…
Es tan fuerte tu músculo de acero
Que puede con tres kilos de peso
Y hacia fuera;
Hacia dentro: estrangula lo que te entromete
Y me lleva a la gloria de tu nombre
Dicho en tres pulsaciones
De escanciado recuerdo entre tus manos.
Pulsa mi verga entre tu músculo de acero,
Primero, mete tu dedo y siente como lo quiebra en un sentido,
Luego hazlo a la hora del concierto:
Verás cómo se hiende al deseo en dos…
Cargada por las imágenes, que se clavan como dagas filosas; me sumerjo y escribo un nuevo texto. Gracias dante255, por compartirme tus letras...
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